Las tijeras del peluquero

Hoy tiro unas tijeras, con filo de navaja contra mi peluquero, el peor peluquero de La Coruña y es que aunque sea el peor me pongo en sus manos porque no habla. De pequeño me cortaba el pelo el Señor Fulgencio, después fue Martin (Chillo) que en paz descansen ambos, mas tarde llegó la tijera de Julián, alternando los años que pasé en Francia con una peluquera que teníamos a domicilio, Corinne, mu maja ella. Cuando me vine para Galicia, fue un problema encontrar un peluquero de confianza. Primero me puse en las manos de un señor que tenía la peluquería al lado de mi casa. Duró poco el hombre. Luego fui un par de veces a una unisex que cobraba de carallo. Después de esto me puse en manos de un moderno peluquero de La Coruña. El tío no paraba de hablar de política, encima del PP, así termine dejándolo con Aznar y su tropa y me largué al otro lado de la ciudad. Este era bueno pero muy pesado. También hablaba mucho de política, pero era más del BNG, del malos pelos de Xosé Manuel Beiras y eso que ese iría poco por la peluquería. Entonces fue cuando me fui a la peluquería de Antón. Este tipo que para llegarme al cogote se tiene que empinar y eso que tiene la silla abajo del todo. Que cada dos por tres se le caen las tijeras al suelo. Que me corta el pelo con caída para adentro y a tres aguas y que algún día me deja sin orejas. Ese tipo que pone la radio al uno para no gastar pilas (eso son las únicas palabras que dijo en la media hora larga de mi última visita, o sea anteayer). Pues sí, es mi peluquero, porque aunque no sepa cortar el pelo, por lo menos no habla ni del PP, ni del PSOE, ni de futbol, ni de toros, ni del tiempo… no habla absolutamente de nada. Aunque eso sí, muchas veces echo de menos la muletilla de Julián “¿no comprendes?”.